Tiempo de lectura: 8 min

Acerca de la historia: La Historia de Tiddalik la Rana es un Folktale de australia ambientado en el Ancient. Este relato Simple explora temas de Nature y es adecuado para All Ages. Ofrece Cultural perspectivas. Una fascinante historia de una rana codiciosa y los astutos animales que restauran el equilibrio en su mundo.
Capítulo 1: La Rana Codiciosa
Hace mucho tiempo, en el Tiempo de los Sueños cuando el mundo era nuevo, vivía una rana llamada Tiddalik. No era una rana ordinaria, pues Tiddalik era conocido por su enorme apetito y sed insaciable. Un día particularmente caluroso, Tiddalik se despertó sintiendo una sed extrema. Tan sediento, de hecho, que comenzó a beber y beber, sin poder detenerse. Bebió toda el agua del billabong, los ríos e incluso los lagos hasta que no quedó ni una gota de agua en la tierra.
Los animales del bosque comenzaron a sufrir enormemente sin agua. Los canguros, los koalas, los emús y todas las demás criaturas estaban desesperados. Se reunieron en un consejo, esperando encontrar una solución a su grave situación.

El anciano del consejo, un sabio wombat, dijo: “Debemos encontrar una manera de hacer reír a Tiddalik. Solo entonces liberará el agua que ha consumido, y podremos salvar nuestra tierra.” Los animales estuvieron de acuerdo, pero quedaba la pregunta: ¿Cómo podrían hacer reír a la rana codiciosa?
Capítulo 2: El Gran Plan
Los animales idearon un plan. Decidieron turnarse para realizar trucos y payasadas, esperando que alguno de ellos fuera lo suficientemente gracioso como para hacer reír a Tiddalik. El primero en ofrecerse fue el kookaburra, conocido por su risa fuerte y alegre. El kookaburra se posó en una rama cerca de Tiddalik y comenzó a reír con la risa más fuerte y contagiosa. Pero Tiddalik simplemente miró fijamente, con su gran barriga llena de toda el agua de la tierra, sin siquiera una sonrisa.
Luego fue el turno del canguro. Con sus poderosas patas y saltos gráciles, el canguro realizó una impresionante serie de saltos y volteretas. Giraba y se torcía, esperando divertir a Tiddalik. Pero la rana permaneció impasible, observando la presentación con desinterés.

Uno por uno, los animales hicieron su mejor esfuerzo. El emú bailaba con sus largas patas moviéndose desenfrenadamente, el equidna se enrollaba en una bola y daba volteretas, y el zarigüeya se columpiaba de árbol en árbol en una exhibición atrevida. Pero ninguna de estas payasadas lograba sacar siquiera una carcajada de Tiddalik. Los animales empezaban a preocuparse. Si no podían hacer reír a Tiddalik, su tierra permanecería seca y todos perecerían.
Capítulo 3: El Ornitorrinco Sabio
Justo cuando la esperanza comenzaba a desvanecerse, el viejo y sabio ornitorrinco se acercó al consejo. Conocida por su inteligencia y agudas observaciones, la ornitorrinco sugirió un enfoque diferente. “Quizás,” dijo, “estamos esforzándonos demasiado por hacer reír a Tiddalik. Tal vez necesitamos mostrarle la alegría y la belleza del mundo del que nos ha privado.”
Los animales escucharon atentamente mientras la ornitorrinco explicaba su plan. En lugar de realizar trucos, recrearían las vibrantes escenas de su tierra natal, demostrando a Tiddalik la vida y la felicidad que había arrebatado. Los animales estuvieron de acuerdo y comenzaron a trabajar juntos, creando una gran exhibición de su mundo natural.
Capítulo 4: La Gran Exhibición
Al día siguiente, los animales se reunieron alrededor de Tiddalik una vez más. Esta vez, en lugar de trucos y payasadas, presentaron un tableau de sus vidas antes de que el agua desapareciera. Los loros volaron en patrones coloridos, los canguros rebotaron graciosamente y los koalas treparon los altos árboles de eucalipto, sus movimientos lentos y deliberados.
Los wombats cavaron madrigueras intrincadas, mostrando sus impresionantes habilidades para excavar, mientras los emús desfilaban orgullosamente, sus plumas brillando bajo la luz del sol. El ornitorrinco nadó en un pequeño charco que era todo lo que quedaba de sus una vez vastas ríos, sus movimientos gráciles un recordatorio conmovedor de la pérdida que todos sentían.
Mientras Tiddalik observaba, algo comenzó a moverse dentro de él. La belleza del mundo, la armonía de los animales y la tristeza de su situación comenzaron a tocar su corazón. Sintió una punzada de culpa por lo que había hecho.
Capítulo 5: El Turno de Nabunum
Viendo que Tiddalik finalmente comenzaba a ablandarse, los animales decidieron que era el momento de que Nabunum, la anguila astuta, intentara su truco. Nabunum había estado observando desde la orilla del agua y tenía una idea. Se acercó al consejo y dijo: “Déjenme intentar. Tengo un truco que podría funcionar.”
Los animales, desesperados y sin nada que perder, estuvieron de acuerdo. Nabunum se deslizó hacia Tiddalik, que descansaba junto al lecho seco del río. La anguila comenzó a contorsionar y torcer su cuerpo resbaladizo en todo tipo de formas graciosas. Se ató en nudos, se enroscó en bucles e incluso logró formar la forma de un círculo.

Tiddalik observó con curiosa indiferencia. Nabunum hizo algo inesperado. Enderezó su cuerpo y comenzó a moverse de la manera más tonta posible. Sus movimientos eran tan ridículos que una pequeña sonrisa comenzó a formarse en el rostro de Tiddalik. Los otros animales contuvieron la respiración. Nabunum continuó sus payasadas y, finalmente, Tiddalik no pudo contenerse más. Estalló en carcajadas, una risa profunda y tronadora que hizo temblar el suelo.
Capítulo 6: El Retorno de las Aguas
Mientras Tiddalik reía, toda el agua que había tragado comenzó a brotar de su boca y nariz. Fluyó de regreso al billabong, los ríos y los lagos, restaurando el valioso suministro de agua a la tierra. Las plantas comenzaron a florecer nuevamente y los animales se regocijaron, agradecidos por la astucia de Nabunum.

Tiddalik, aunque todavía era una rana codiciosa, aprendió una lección valiosa ese día. Se dio cuenta de la importancia de compartir y de las consecuencias de sus acciones. Los animales, también, aprendieron el poder de la cooperación y la importancia de unirse en tiempos de necesidad.
La tierra, antes reseca y árida, ahora estaba vibrante y llena de vida. Los canguros saltaban alegremente, los kookaburras reían en los árboles y los manantiales se llenaron de vida una vez más. La historia de Tiddalik la rana se contó y se volvió a contar, un recordatorio eterno del equilibrio que debe mantenerse en la naturaleza.
Capítulo 7: Las Celebraciones
Los animales decidieron celebrar el regreso del agua con un gran festival. Se reunieron alrededor del ahora lleno billabong y cada uno contribuyó a las festividades a su manera única. Los kookaburras brindaron su risa alegre, resonando entre los árboles como un coro jubiloso. Los canguros organizaron competencias de salto, sus poderosos brinco impresionantes y asombrosos.
Los koalas, generalmente dormilones y reservados, bailaron lentamente entre ellos, sus movimientos llenos de una gracia suave. Los emús corrieron por las llanuras abiertas, su velocidad y agilidad una maravilla para contemplar. Incluso los equidnas y wombats se unieron, jugando juegos y disfrutando de la nueva abundancia de agua.
Mientras los animales celebraban, tomaron un momento para agradecer a Nabunum por su astucia y valentía. Sin su rápida imaginación y su actuación humorística, quizás nunca hubieran logrado hacer reír a Tiddalik y salvar su tierra.
Capítulo 8: La Reflexión de Tiddalik
Tiddalik observó las celebraciones desde la distancia, sintiendo una mezcla de emociones. Estaba feliz de ver a los animales disfrutando y a la tierra floreciendo una vez más. Pero también sentía un profundo remordimiento por sus acciones. Casi había destruido su mundo por egoísmo y codicia.
Decidido a enmendarse, Tiddalik se acercó al consejo de animales. “Siento mucho lo que he hecho,” dijo, con la voz llena de sinceridad. “Ahora veo el daño que causé y quiero corregirlo. A partir de este día, prometo compartir y nunca tomar más de lo que necesito.”
Los animales se sintieron conmovidos por la disculpa de Tiddalik y lo acogieron de vuelta en su comunidad. Sabían que había aprendido una lección valiosa y que su mundo sería un lugar mejor con Tiddalik como amigo en lugar de como enemigo.
Capítulo 9: Lecciones Transmitidas
Pasaron los años y la historia de Tiddalik se convirtió en una leyenda entre los animales. Los ancianos contaban la historia a los jóvenes, asegurándose de que la lección de la codicia de Tiddalik y la perseverancia de los animales nunca se olvidara. Los billabongs y ríos permanecieron llenos, y los animales nunca volvieron a dar por sentado su preciosa agua.

La historia de Tiddalik también llegó a oídos de los humanos. El pueblo aborigen de Australia compartió la leyenda, transmitiéndola de generación en generación. La usaron para enseñar a sus hijos sobre la importancia de respetar la naturaleza y los peligros de la codicia.
Incluso hoy, la historia de Tiddalik la rana se cuenta en las escuelas y alrededor de las hogueras, un testimonio de la sabiduría del Tiempo de los Sueños. Sirve como un recordatorio poderoso del delicado equilibrio del mundo natural y del papel que cada criatura juega para mantenerlo.
Capítulo 10: El Equilibrio Eterno
En el corazón del bosque, los animales continuaron viviendo en armonía, siempre recordando la lección que aprendieron de Tiddalik. Comprendieron que cada uno de ellos tenía un papel que desempeñar en mantener el equilibrio de su mundo. También se dieron cuenta de que, trabajando juntos y apoyándose mutuamente, podían superar cualquier desafío.
Los ríos fluían libremente, los billabongs estaban llenos de vida y la tierra era exuberante y verde. Los animales prosperaban, sabiendo que su cooperación y respeto por la naturaleza eran las claves para su supervivencia.
La historia de Tiddalik la rana permaneció como una parte apreciada de su cultura, un símbolo de la unidad y la resiliencia del reino animal. Y así, la leyenda continuó viviendo, inspirando a las generaciones futuras a valorar y proteger su precioso mundo.