Tiempo de lectura: 6 min

Acerca de la historia: El Bailarín de Nieve de Kuusamo es un Legend de finland ambientado en el Contemporary. Este relato Poetic explora temas de Courage y es adecuado para All Ages. Ofrece Cultural perspectivas. El baile de una joven despierta un poder ancestral en el corazón de un invierno finlandés.
Introducción
En el corazón helado de Finlandia, donde los bosques de Kuusamo se extendían como infinitas olas de blanco, las Auroras Boreales danzaban en el cielo nocturno como espíritus celestiales. El aire olía a pino y hielo, los vientos susurraban entre los árboles, transportando los secretos del invierno.
Desde que los ancianos tenían memoria, la leyenda de la Bailarina de la Nieve se había transmitido de generación en generación, contada en voces bajas alrededor del fuego. Decían que ella era más que un mito: era el alma misma del invierno.
Algunos juraban que en las noches más largas, cuando el cielo ardía con llamas verdes y violetas, se podía ver una figura deslizándose sobre los lagos cubiertos de nieve, sus movimientos tan fluidos que el hielo mismo parecía ondular bajo ella.
Decían que no era ni un fantasma ni una mujer, sino algo intermedio: un ser tejido con hilos de escarcha y viento.
La mayoría lo descartaba como folclore.
Pero Anja siempre había creído.
Y ahora, estaba a punto de descubrir que algunas leyendas eran reales.
La Primera Nieve
Anja presionó su rostro contra la ventana cubierta de escarcha de la cabaña de madera, observando la primera nevada real de la temporada.
El mundo exterior estaba cambiando, pasando de los grises austeros del final del otoño a un blanco puro e intacto. Los copos de nieve caían del cielo en espirales perezosas, adheriéndose a las ramas cargadas de los pinos que rodeaban su hogar.
Mummo Leena se sentaba junto al fuego, tejiendo a la tenue luz del hogar. Había estado callada toda la tarde, sus agudos ojos azules miraban la ventana de vez en cuando como si esperara algo—o a alguien.
—Abuela —dijo Anja, su voz apenas un susurro—, cuéntame la historia de nuevo.
Mummo Leena suspiró, dejando su tejido. —¿La historia de la Bailarina de la Nieve?
Anja asintió con entusiasmo.
El rostro de su abuela estaba marcado por el peso de muchos inviernos, pero cuando hablaba, había calidez en su voz.
—Dicen que ella se mueve como el viento —comenzó Mummo Leena, sus dedos trazando formas invisibles en el aire—. Con cada paso, la nieve la sigue, doblándose a su voluntad. El hielo nunca se rompe bajo sus pies. Y cuando ella baila, el cielo del norte brilla más intensamente.
El corazón de Anja latía con fuerza.
Había escuchado la historia cientos de veces, pero nunca perdía su magia.
—¿Alguien la ha visto alguna vez?
Mummo Leena dudó. Luego, con una mirada extraña en sus ojos, susurró:
—Algunos lo han hecho. Pero solo aquellos que estaban destinados a ver.
Un Susurro en el Viento
Esa noche, mucho después de que su abuela se hubiera quedado dormida, Anja se envolvió en su abrigo más grueso y salió afuera.
El frío mordía sus mejillas, pero no le importaba. La luna colgaba baja sobre los árboles, arrojando una luz pálida sobre el lago helado. Todo estaba quieto, excepto por el más leve movimiento del viento que barría los árboles.
Entonces, lo oyó.
Un sonido parecido a risas—suave, etéreo, casi musical.
Se giró bruscamente.
Allí, al borde de los árboles, se encontraba una figura vestida de blanco.
El aliento de Anja se detuvo en su garganta.
El cabello de la mujer brillaba como el hielo, su capa se movía como si estuviera hecha de nieve. Levantó una mano, y al hacerlo, el viento se agitó. La nieve a sus pies comenzó a arremolinarse, elevándose en patrones delicados que giraban por el aire.
Anja no pudo moverse.
—¿Quién eres? —susurró.
Los labios de la mujer se curvaron en una sonrisa conocedora.
—Soy Lumi —dijo—. Y te he estado esperando.
La Lección Comienza
Lumi guió a Anja a través del lago congelado, sus pasos sin hacer ruido sobre el hielo.
—¿Lo puedes oír, verdad? —preguntó Lumi.
Anja frunció el ceño. —¿Oír qué?
—La nieve.
Anja dudó, luego asintió.
Era difícil de explicar, pero siempre había sentido algo bajo sus pies, como si la tierra misma respirara, como si el hielo tuviera un pulso.
—Bien —dijo Lumi—. Entonces estás lista.
Extendió sus brazos, y la nieve respondió. Se levantó, transformándose en delicados tentáculos que danzaban por el aire como seres vivos.
Anja observaba, hipnotizada.
Lumi se volvió hacia ella. —Intenta.
Anja dudó. —No sé cómo.
Los ojos de Lumi se suavizaron. —Tú sí sabes. Siempre lo has sabido.
Tomando una respiración profunda, Anja cerró los ojos y se movió.
Dejó fluir su cuerpo, sus pasos ligeros, sus brazos extendiéndose.
Y mientras lo hacía, la nieve se levantaba para recibirla.
La Sombra que Espera
Pero no todos los espíritus del invierno eran amables.
Profundamente debajo del lago congelado, algo se agitaba.
Algo antiguo.
Algo hambriento.
El Espectro de Hielo había dormido durante muchos años, enterrado bajo las capas más gruesas de escarcha. Había sido atado allí hace mucho tiempo por la primera Bailarina de la Nieve, atrapado en el frío que una vez gobernó.
Pero ahora, sentía un cambio en el aire.
Una nueva bailarina se había despertado.
Y no la dejaría elevarse sin luchar.
La Batalla de la Escarcha y la Luz
Anja despertó de repente en medio de la noche.
El viento había cambiado.
Ya no era juguetón, ya no susurraba secretos. Ahora, aullaba.
Corrió afuera, y su estómago se puso como hielo.
Una figura se encontraba en el lago.
No era Lumi.
Esta era más oscura, más alta, con extremidades dentadas que parecían talladas en hielo crudo.
El Espectro de Hielo.
Lumi apareció a su lado.
—Ha venido por ti —dijo.
Anja tragó saliva. —¿Qué hago?
Los ojos de Lumi eran feroces. —Baila.
El pulso de Anja latía con fuerza.
El Espectro de Hielo levantó un brazo, y el aire se volvió amargamente frío. El lago debajo de ellas gimió mientras grietas serpenteaban por su superficie.
Anja tomó una respiración profunda.
Y se movió.
Sus pasos eran rápidos, precisos, sus brazos cortaban el aire como cintas de luz.
La nieve obedeció.
Se elevó en espirales brillantes, envolviendo al espectro, atrapándolo en la tormenta que ella creaba.
El espectro soltó un grito sobrenatural, luchando contra el viento y la nieve. Pero Anja no se detuvo.
Bailó.
Y con un último y poderoso giro, la tormenta colapsó hacia adentro, llevándose al espectro con ella.
Por un momento, silencio.
Luego, el hielo se asentó.
La noche volvió a estar quieta una vez más.
La Nueva Bailarina de la Nieve
Lumi se volvió hacia Anja, su expresión inescrutable.
—Has hecho lo que yo no pude —dijo.
La respiración de Anja era rápida. —¿Se ha ido?
—Por ahora —dijo Lumi.
El viento jugaba en los bordes de la capa de Anja, como si esperara.
Lumi sonrió. —Lo sientes, ¿no?
Anja sí.
La magia. El tirón de la nieve. El zumbido del hielo bajo sus pies.
Ella era diferente ahora.
Era la Bailarina de la Nieve.
Y cuando la primera luz del amanecer se asomó sobre Kuusamo, Anja supo que nunca caminaría sola de nuevo.
La nieve siempre la seguiría.
Y la leyenda viviría.