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Acerca de la historia: El Antiguo Dragón de Vyšehrad es un Legend de czech-republic ambientado en el Medieval. Este relato Descriptive explora temas de Wisdom y es adecuado para Young. Ofrece Historical perspectivas. Una leyenda olvidada despierta: ¿podrá un hombre reescribir el destino antes de que Praga caiga en la ruina?.
En la cima de los acantilados de Vyšehrad, donde el río Moldava brillaba bajo la luz de la luna de Praga, se alzaba una antigua fortaleza. Sus muros, desgastados por el tiempo, fueron testigos del auge y caída de reyes, la marcha de ejércitos y las leyendas susurradas que habían sobrevivido a la historia misma.
Durante siglos, la gente de Praga hablaba de un guardián, un antiguo dragón que dormía bajo los cimientos de piedra de Vyšehrad. Algunos lo descartaban como folclore, un cuento para asustar a los niños y entretener a los poetas viajeros. Otros juraban que en lo profundo de las catacumbas, la tierra aún palpaba con una fuerza invisible, como si algo vasto y poderoso simplemente *descansara*, esperando.
Pocos se atrevían a buscar la verdad.
Pero Marek Veselý no era como la mayoría de los hombres.
Historiador obsesionado con desenterrar el pasado oculto de Praga, había pasado su vida escudriñando manuscritos olvidados y textos prohibidos. Sin embargo, nada lo había preparado para lo que estaba a punto de encontrar.
Los archivos de la Universidad de Praga eran un laberinto de libros cubiertos de polvo y pergaminos desmoronados. Oculto entre ellos estaba el *Códice Draconis de Vyšehrad*, una frágil colección de páginas de vitela encuadernadas en cuero deteriorado. El texto, casi ilegible por la edad, estaba lleno de símbolos que Marek nunca había visto antes. Sus dedos trazaban la tinta desvanecida, sus labios se movían silenciosamente mientras intentaba descifrar el significado. *"Cuando la ciudad esté al borde de la ruina, el guardián surgirá de las profundidades. El fuego de Vyšehrad despertará, y el destino de Praga será decidido por aquel que lo invoque."* Marek sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. El pasaje era antiguo, quizás más viejo que la misma dinastía Premyslida. Esa noche, apenas pudo dormir. Había pasado años siguiendo meros fragmentos de esta leyenda, y ahora, la verdad parecía estar al alcance. Si el dragón era real, si había siquiera una *posibilidad* de que existiera, ¿qué más había elegido la historia olvidar? Tenía que averiguarlo. La entrada a las catacumbas de Vyšehrad estaba escondida bajo las ruinas de una capilla abandonada. La mayoría creía que no llevaba a ningún lugar, un pasadizo sin salida enterrado bajo siglos de escombros. Pero Marek sabía mejor. Armado con una linterna y un gastado maletín de cuero, descendió por los escalones de piedra irregulares, cada uno más frío que el anterior. Cuanto más se adentraba, más denso se volvía el aire, cargado de tierra húmeda y algo más, algo antiguo. Entonces lo vio. Una pared, cubierta de antiguos grabados. A diferencia de todo lo que había visto antes. Runas. No latinas, ni eslavas. Algo más antiguo. El resplandor de su linterna parpadeaba contra los grabados, y al extender la mano para tocarlos, una cálida sensación se extendió por sus yemas. Los símbolos pulsaban, débilmente, como las brasas de un fuego moribundo. Luego, la tierra tembló. Un retumbo bajo, distante pero inconfundible, resonó a través de la caverna. El suelo bajo sus pies *se movió*. Marek tropezó hacia atrás mientras el polvo y la piedra llovían desde el techo. El aire se llenó de calor, y un sonido profundo y gutural—medio gruñido, medio aliento—se elevó desde abajo. Entonces llegó la voz. *"¿Quién osa perturbar mi sueño?"* No fue hablada, no realmente. Las palabras resonaron en la cámara, *dentro* de los propios huesos de Marek. Su respiración se detuvo. Esto no era una leyenda. El dragón de Vyšehrad era real. Una grieta se formó en el suelo delante de él, dentada y ancha. El calor se intensificó, ondas que distorsionaban el aire como una miraje. Desde la hendidura, dos inmensas ojos dorados parpadearon abiertos. El dragón. Marek permaneció congelado, cada instinto gritándole que huyera. Pero su mente, la mente de un erudito, se negaba a dejar que el miedo tomara el control. Tenía que poder razonar con él. Controló su respiración y avanzó, la voz temblorosa pero firme. —Yo———— dijo, tragando saliva———— "Busco conocimiento." Silencio. Luego, lentamente, el suelo bajo él retumbó mientras la enorme figura del dragón se movía. Su cabeza, coronada con cuernos curvados que brillaban como obsidiana, emergió de la oscuridad. Sus escamas, aunque opacadas por siglos de polvo, resplandecían como oro fundido bajo la luz parpadeante de la linterna. —No sabes lo que has hecho, mortal. —La voz era profunda, antigua y llena de algo que Marek no lograba identificar. ¿Era *diversión*? El dragón exhaló, y la ráfaga cálida hizo ondular el abrigo de Marek. —¿Sabes siquiera por qué fui sellado? Marek dudó. —Los manuscritos dicen que eres un guardián —dijo con cuidado—. Un protector de Praga, ligado por magia en tiempos de paz. Una risa profunda y resonante resonó por la caverna. —Qué poco recuerdan los de tu tipo. Los ojos del dragón se fijaron en él, estudiando, ponderando. —Dime, erudito… ¿temes lo que has despertado? Marek no respondió. Porque por primera vez en su vida, realmente no lo sabía. Sobre la tierra, la inquietud se agitaba. El aire en Praga estaba cargado de susurros—de guerra, de revolución. Las tensiones políticas habían alcanzado su punto de quiebre, y la ciudad se encontraba al borde de algo peligroso. Marek ahora entendía la verdad oculta dentro del *Códice Draconis*. El despertar del dragón no fue un accidente. Era una advertencia. Y si la historia había enterrado la verdad de su poder, ¿qué más había borrado? Buscó respuestas entre la secreta Orden de la Llama Plateada, una antigua sociedad jurada a proteger el equilibrio entre la magia y el hombre. —El poder del dragón no es de destrucción —le dijo un anciano—, sino de destino. Si se ve forzado a la guerra, las consecuencias serán irreversibles. Marek sintió el peso de su error asentarse sobre él. Había despertado algo que nunca debió despertar. Y ahora, el mundo pagaría el precio. Regresó a las catacumbas, con el corazón palpitando. El dragón lo observaba acercarse, sus ojos dorados inescrutables. —Debes regresar —suplicó Marek—. Si te levantas, la ciudad caerá. El dragón inhaló profundamente, las brasas en su garganta brillando. —No es mi decisión tomarla. Marek entendió. El vínculo ya había sido forjado. La única manera de detener la destrucción era *convertirse* en el recipiente del dragón—usar su poder no como una fuerza de guerra, sino de sabiduría. La mirada del dragón lo penetró, buscando, decidiendo. Entonces, habló. —Entonces forjemos un nuevo pacto. El aire tembló mientras comenzaba el ritual. Magia—antigua, cruda, *pura*—fluía por Marek, llenando sus venas de fuego. Jadeó mientras siglos de conocimiento, de historia perdida hace mucho tiempo, inundaban su mente. Y luego, silencio. La forma del dragón comenzó a desvanecerse, su luz dorada retirándose al pecho de Marek, su poder ahora suyo. Ya no era solo un historiador. Era el *guardián* de Vyšehrad. La guerra nunca llegó. Quizás fue el destino. Quizás fue la mano invisible de un erudito que había vislumbrado demasiado del diseño de la historia. La gente de Praga aún susurraba sobre el dragón bajo Vyšehrad. Algunos afirmaban escuchar un rugido distante en noches de tormenta, otros juraban haber visto brasas doradas parpadear en las calles oscuras. Pero Marek conocía la verdad. El dragón no había desaparecido. Vivía *dentro de él*. Y mientras Praga existiera, también lo haría su guardián.El Manuscrito Olvidado
El Pasaje Abajo
El Despertar
La Sombra de la Guerra
La Elección del Guardián
Una Leyenda Perdura